domingo, 10 de marzo de 2013

El doctor Korczak y los políticos


La historia está llena de personas sorprendentes; de gente por su valor y entrega hacen de este mundo un lugar un poco mejor. Es el caso del doctor Korczak.

Este polaco de origen judío fue el director del orfanato de Varsovia durante la ocupación nazi. Era consciente de que todos los niños a los que cuidaba iban a ser conducidos a un campo de exterminio y tomó una decisión drástica. Pidió a los menores que se pusieran sus mejores vestidos, que cogieran sus juguetes favoritos y que fueran con la frente alta y el corazón alegre hacia uno de los llamados “trenes de la muerte”.
Les exigió, sin duda, un gran sacrificio: que fueran capaces de soportar con entereza una de los peores experiencias que puede vivir un ser humano. Pero no fue a cambio de nada. Él pudo salvarse. Tenía amigos influyentes que le ofrecieron escapar de ese atroz destino. No quiso. El viejo profesor entendió que si pedía tal esfuerzo a los niños, no podía eludir su responsabilidad para con ellos. No sería justo intentar zafarse de aquello que él pedía que se aceptara con valentía. El doctor Korczak llevó hasta el final el compromiso que había adquirido con los huérfanos y murió gaseado en el campo de Treblinka en 1942.


A los españoles hoy en día también se nos exigen muchos sacrificios. Por supuesto, no tan altos como morir con la heroicidad de los huérfanos de Varsovia. Se pide a los inmigrantes que renuncien a la sanidad gratuita; a los funcionarios que pierdan su paga extra de Navidad; a los dependientes que prescindan de unas ayudas que necesitan para subsistir; a los padres que acepten una merma de la calidad educativa

Las calles se han llenado de personas que protestan al contemplar atónitas cómo se esfuman los derechos por los que tanto han peleado. Muchos recortes, dirán, son necesarios. Disminuir el déficit viene impuesto por la Unión Europea y los que gobiernan no pueden hacer nada. Puede que sea cierto. Pero quizá lo que los españoles piden sea que los políticos correspondan el esfuerzo que reclaman a la ciudadanía con sacrificios por su parte. Que renuncien a sus privilegios antes de solicitar que otros pierdan lo que la Constitución les garantiza. Que no eludan la responsabilidad que las urnas les ha encomendado. Que se parezcan, solo un poco más, al heroico doctor Korczak

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